¡Qué bueno es reirse de uno mismo! La cura de humildad que provoca caricaturizarse y mirarse a un espejo es algo que siempre he creído necesario para tener los pies en la tierra y conocerse a uno mismo más en profundidad, algo así como si la risa y el humor no fueran sino tan buenos canales como cualquier otra cosa para crecer y madurar, cosa que creo firmemente. Si hablamos de música y, más concretamente de esa música tan pasional, tan arraigada y tan llena de historia como puede ser el rock y el heavy metal, esa primera afirmación no deja de cobrar sentido y ser necesaria. No obstante es obvio que la fuerte personalidad de un estilo como el heavy metal crea al mismo tiempo mitos, prejuicios y clichés sobre su propia idiosincrasia, sobre todo cuando ésta forma de vida es vista desde fuera y, porque no decirlo, siempre con cierto grado de lejanía, desinterés e ignorancia… Pero ¿acaso no es mejor derribar todos esos clichés a golpe de humor, restando la importancia que muchos otros creen que tienen, que cabrearse con el mundo y renegar siempre de la opinión de quien pueda verlo desde fuera?
Para aquellos cuya respuesta a esta última pregunta sea afirmativa estad atentos a lo que viene a continuación, porque toca, y con perdón, descojonarse un poco de nuestros estandartes, toca reirse de los clichés y, porqué no, ser un poco herejes para con los pilares del llamado true metal. Vamos, que toca meterse, siempre con buen humor y buenos argumentos musicales, con Manowar y su poderoso despliegue de masculinidad, con Rhapsody of Fire y sus ordas de dragones y espadas, con los mil y un viajes de Blind Guardian a la Tierra Media tras haberse leído los cuentos de Tolkien más de 70 veces… Nos toca adentrarnos en el desternillante mundo de NANOWAR OF STEEL, quienes, tras haberse cambiado el nombre tras su álbum de 2005 “Other bands play, Nanowar Gay!”, vuelven a la palestra 5 años después con un nuevo trabajo destinado a aquellos que se quieran partir la caja un rato a golpe de conocidas tonadillas del power y el true metal mencionado, así como algunas otras cosas más, como mezclas imposibles, letras desternillantes y pose despreocupada y abiertamente humorística.
Creando una pequeña similitud de cercanía con nuestro país, NANOWAR OF STEEL podrían ser considerados como los RENO RENARDO de Italia, con la pequeña salvaguarda de que los primeros desarrollan un carácter mucho más internacional, cantando la mayoría de sus temas en inglés (alguno en italiano), dato importante para aquellos que no lo dominen bien o puedan tener alguna dificultad a la hora de leer las letras (cosa ya cada vez menos habitual), puesto que el 70% del humor que despliegan los italianos se basa en la lírica, en la concatenación de frases sin ningún otro objetivo que hacerte reir, creando referencias a clásicos tópicos del estilo, pero dándoles la vuelta para convertir nuestra escucha en un continuo chiste, en el mejor sentido de la palabra. El restante 30% lo compone el desarrollo musical que es capaz de conjuntar la banda para llevarnos hacia las composiciones que quieren parodiar pero mantenernos al margen con variaciones, con su propia interpretación de los mismos, incluyendo elementos de otros estilos, realizando mezclas imposibles e intercalando interludios ingeniosos y llenos de humor, como ocurre con el genial “The Nanowarrrior’s prayer” y la conversación del guerrero al niño llena de gags como si sacados de una película de humor absurdo americano se tratasen, o el “Radio Grafia 2”, con secciones y estribillos de grandes clásicos “ligeramente modificados” en sus letras…
Destacar uno u otro tema no deja de ser poco relevante en este caso. Si te gusta uno te vas a partir con todos. MANOWAR verán como sus principios se ven distorsionados en la presentación que se hace el propio grupo en “Nanowar”, llena de unas cuantas referencias absurdamente graciosas, en el cachondo “Stormlord of power”, la herejía protagonizada por la genial “Blood of the Queens”, o “cómo hacer encajar a Louis Amstrong en un tema de true metal…” y la desternillante “Odino and Valhalla”, una experiencia única donde NANOWAR OF STEEL son capaces de hacer que la lambada y Rage Against the Machine vayan de la mano o de intercalar a Ennio Morricone en el famoso estribillo de “The Wall” de Pink Floyd. Ni que decir tiene que el cachondeo está asegurado con las constantes referencias y modificaciones de su nombre que los italianos hacen de su compatriota Luca Turilli (“Lamento Erotico”, “Forest of Manaccions”) sin destriparos aquí la versión rap del clásico de Rhapsody “Emeral Sword” (si, habéis leido bien, rap), así como el amplio juego que dan las típicas criaturas fantásticas de los discos de Blind Guardian (“Look at two reels”, “Karkagnor’s Song – The Hobbit”).
La verdad es que podría llenar esta review de citas procedentes de este álbum a las que merece la pena devolverles una sonrisa. Podríamos hacer referencia a la buena base musical con la que cuenta la banda, algo necesario para dar credibilidad a la parodia con buen gusto, o a la buena producción con la que cuenta todo el disco… pero sería rizar el rizo cuando aquí, lo verdaderamente importante, es que pases un buen rato y, tal y como decíamos al principio, te rías de ti mismo con simpatía y despreocupación. En este “Into Gay Pride Ride” NANOWAR OF STEEL realizan un papel de payasos convincente y divertido, no apto para aquellos que vean en esta profesión una ofensa capaz de deteriorar los cimientos del objeto de su humor. Cualquier otra consideración está de más… sobre todo desde el momento en el que nos montamos en nuestro triciclo de metal y…
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